Hay noches así... noches con ALAS
Cambió el mes. Talvez por eso mis lunas estén mas calmadas. O talvez la tierra no se está moviendo tan rápido ahora y puedo tener un poco de paz. Hay noches así mas tranquilas, más reales… bueno reales para un MUNDO REAL en el que todos los que me rodean parecen vivir cómodamente, menos yo.
Pero es reconfortante poder sentarme a escribir sin hacer de esto un exorcismo. Porque es acá, justamente acá donde puedo reinventarme y cambiar de reino por un momento.
Hoy las nubes parecen más ligeras, aunque no las vea, las siento. El viento no está tan descontrolado y el corazón me palpita con más esperanza y menos desasosiego.
Entonces pienso… en las cosas buenas… en lo que tengo HOY, en las personas que quiero y que me quieren. Sé que mi corazón no está tan abierto y que lo que puedo ofrecer ahora es muy poco comparado con lo que tenía antes. Será que el corazón cuando se te llena de rajaduras se te empiezan a filtrar los sentimientos? Y acabas por perderlos? O talvez es al revés… se te meten otros que no tenias antes… No se. A veces todo parece tan confuso, sobre todo cuando tratas de entender porque antes eras de una manera y hoy te miras al espejo y te cuesta reconocerte. Podrán ser los años también… no sé… Hay gente que se ablanda mas con el tiempo, y otras nos endurecemos. Me imagino que en mi caso es solo un mecanismo de defensa, natural … normal no? En todo caso cualquier mecanismo de defensa es natural, porque surge por si solo, vas creando anticuerpos con el tiempo y con los DAÑOS. A todos nos pasa… al menos yo trato de convencerme de eso, que no soy la única. Porque en las noches, como esta y como las OTRAS, que me da por deambular y arrastro las pantuflas muy despacio, silenciosamente para que no me escuche nadie… pienso: será que a los otros les pasa?
Y digo: Claro que a todos les pasa! Todos tenemos noches así, silenciosas, sin sobresaltos, sin motivos, sin razones obvias, sin mas ruido que el de la campanilla de viento de la puerta. Noches que compartes con un cigarro, con un computador, con un adagio,… algo no muy alegre porque arruinarías el momento, ni tan triste como para atraer fantasmas del pasado. Como cuando eras niño y te encerrabas en algún sitio y te quedabas quitecito para que nadie te encuentre, casi sin respirar, porque hasta el sonido de un suspiro puede atraer la atención de alguien, de algo, de un recuerdo que se empeña en no dejarte un milímetro de espacio en blanco.
Esta noche… me siento aquí y solo me pongo alas, de mentira, de juguete, alas pintadas con crayones. Levanto la mirada y contemplo el horizonte…, mi horizonte, el que mi imaginación tenga ganas de inventar. Porque no hay muchas noches como esta, entonces hay que aprovecharla y dejar que el corazón me guíe, hasta donde quiera llevarme. Y quizás por unos momentos, … volver… volver a mi reino, ese reino que se me extravió cuando era niña y que de a pocos… voy tratando de encontrar.
Escuchando: “Prelude” (Michael Maxwell)
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PATRICIA -